jueves, 16 de septiembre de 2010

Literatura medieval española

Se entiende por Literatura medieval española el corpus de obras literarias escrito en castellano medieval entre, aproximadamente, comienzos del siglo XIII y finales del siglo XV. Las obras de referencia para esas fechas son, por un lado, el Cantar de mio Cid, cuyo manuscrito más antiguo sería de 1207, y La Celestina, de 1499, obra de transición hacia el Renacimiento.
Dado que, como demuestran las glosas utilizadas en Castilla para explicar o aclarar términos latinos,[1] hacia finales del siglo X el latín hablado se había distanciado enormemente de sus orígenes (empezando a dar paso a las distintas lenguas romances peninsulares), hay que sobreentender que la literatura oral estaría siendo producida en castellano desde bastante antes que la literatura escrita.
Así lo demuestra, por otro lado, el hecho de que distintos autores de entre mediados del siglo XI y fines del XI pudiesen incluir, al final de sus poemas en árabe o hebreo, versos que, en algunos casos, constituían muestras de lírica tradicional en lengua romance, lo que se conoce con el nombre de jarchas.[2] 
Para las otras literaturas desarrolladas en la Península durante la Edad Media, véase: Literatura gallega medieval; Literatura catalana medieval; Literatura vasca medieval; Literatura hispanoárabe medieval; Literatura hispanohebrea.
La composición literaria en lengua castellana (y, en general, en lengua romance) se hizo en sus comienzos en verso.[3] Dos son las razones principales de ese hecho: por un lado, su carácter de literatura oral-popular (lo que implicaba su recitado con frecuente acompañamiento musical); por otro, que la escritura en prosa exigía una tradición en el uso del castellano (sobre todo para la consolidación de su sintaxis) que, dado el dominio culto del latín hasta bien avanzada la Edad Media, no pudo darse hasta el siglo XIII, cuando Alfonso X, el Sabio, decidió hacer del castellano una lengua de uso común tanto para los asuntos de la administración del reino,[4] como para la composición de sus obras historiográficas y de otros tipos.
Así, pues, los primeros géneros que hay que considerar son la lírica tradicional y la poesía épica (cantares de gesta y romances), que, habiéndose recogido por escrito a partir del siglo XIII, serían testimonios de composiciones orales anteriores en el tiempo; ambos géneros conforman lo que se denomina la literatura del mester de juglaría, esto es, literatura compuesta para ser recitada. Además, hay que contar con el primitivo teatro castellano.
Este teatro parece remontarse al siglo XI, en forma de representaciones relacionadas con temas religiosos. Así ocurre con el primer texto teatral en castellano, la Representación de los Reyes Magos, cuya única copia data de los años de tránsito entre el siglo XII y XIII, y que, por la lengua, puede datarse a mediados del XII. Posteriormente, y hasta La Celestina (cuya adscripción al género teatral es discutible) los ejemplos de teatro en castellano son siempre indirectos, a través de referencias en otras obras.
Dentro ya de los géneros escritos, dado que la lengua de prestigio para la lírica culta (o cortesana) durante la Edad Media fue el gallego-portugués, la lírica culta en castellano no empezó a cultivarse hasta mediados del siglo XIV, apareciendo su figura más relevante, Jorge Manrique, en el siglo XV.
En cuanto a la prosa,las más tempranas muestras [de prosa] en castellano o en otro dialecto vinculado a él datan de finales del siglo XII y del reinado de Fernando III (1217-1252); son documentos históricos y textos jurídicos breves.[5]
Con todo, ya en el mismo siglo XII, durante el obispado de Raimundo, se tiene constancia de que en el proceso de traducción de diversas obras de géneros variados (matemáticas, astronomía, medicina, filosofía...) al latín, se daba en muchas ocasiones el paso intermedio de traducirlas oralmente al castellano: primero de la lengua original a este y, después, lo que tiene una singular importancia, del castellano al latín; tal proceso suponía que la lengua romance ya estaba plenamente constituida para expresar ideas abstractas o elevados cálculos.[6]
Pero la plena consolidación del castellano como lengua escrita a todos los niveles se produjo en el siglo XIII. Esto posibilitó, por un lado, la aparición de las obras del llamado mester de clerecía (poesía narrativa en verso de tipo culta: Milagros de Nuestra Señora, de Berceo y Libro de buen amor, de Juan Ruiz) y, por otro, al lado de las obras de tipo ensayístico, de las primeras obras literarias narrativas en prosa: cuentos que, en principio, eran traducciones/adaptaciones realizadas por el taller de Alfonso X, y que ya en el siglo XIV pasaron a ser creaciones originales (aunque con un importante trasfondo popular), bien en forma de relatos de aventuras de ficción próximos ya al género novela[7] (Libro del caballero Zifar), bien en forma de colecciones de cuentos, como es el caso de El conde Lucanor de don Juan Manuel.


 

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